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Lucy empezó a vigilar su dieta y se negó en redondo a comer fruta en conserva. Redujo el consumo de snacks, empezó a beber más agua y a cocinar en casa. Luego empezó a moverse más, a ir a la piscina, a montar en bicicleta y a correr. En dos años consiguió perder 96 kilos.
Austin sigue llevando un estilo de vida activo y controla su dieta. Planea deshacerse de otros 15 kilos de sobrepeso. Según Lucy, después de adelgazar se siente mucho más segura de sí misma y con más energía.
Además de una alimentación adecuada, la pérdida de peso se ve favorecida por el footing: correr durante cinco kilómetros quema unas 400 kilocalorías. Se puede perder la misma cantidad o más en una hora de bicicleta.